En tiempos en los que la Liga MX trata de desplegar un mensaje de paz en sus estadios, los jugadores del Atlas y las Chivas poco aportaron a la causa.
Empujones, un intento de asfixia y gestos obscenos fueron parte de un clásico tapatío áspero y que terminó con tres expulsados.
Bronca y Chivas al frente
Durante la primera mitad, ambos equipos se dedicaron a jugar y se repartieron oportunidades para intentar abrir la cuenta. Atlas incluso logró convertir a través de Julián Quiñones, pero el cuerpo arbitral decidió invalidar la conquista al considerar que el balón había salido al momento de la asistencia dada por Julio Furch.
Dudoso, ¿no? El ángulo es complejo, pero si me preguntan a mí, no salió ciento por ciento.
La temperatura comenzó a subir hacia el final del primer tiempo y tras una entrada de Aldo Rocha sobre Alexis Vega vinieron los empujones y en un par de segundos, de 0 a 100 km/h, teníamos al defensor de Chivas Miguel Ponce tratando de ahorcar a Jairo Torres. La bronca creció y el silbante César Ramos terminó amonestando a Rocha y Vega y mostrándole la roja a Ponce y Torres.
El descanso ayudó para calmar los ánimos y en el complemento el fútbol volvió a ser protagonista.
Diez contra diez, Chivas se vio mejor que Atlas y a los 66' el Rebaño se puso al frente con anotación de Roberto Alvarado. El Piojo aprovechó un rebote dejado por Camilo Vargas a remate de JJ Macías e hizo celebrar a toda la nación Chivahermana.
Empate de Atlas y el gesto obsceno de Julián Quiñones
Con el paso de los minutos, Chivas parecía amarrar el triunfo, sin embargo, en el minuto 90, esa victoria se les escapó de los dedos.
Anibal Chalá se le arrancó al Cone Brizuela por la banda izquierda del ataque rojinegro y habilitó a Quiñones, quien de cabeza sentenció el 1-1.
La anotación hizo estallar el Estadio Jalisco.
Quiñones, sin embargo, en vez de ser el héroe que festeja con su gente prefirió ser aquel que le refriega la victoria al rival: se sacó la camiseta, apuntó al escudo del Atlas y comenzó a gritarle obscenidades a la banca de Chivas, con gestos incluidos. "Aquí no me ganas y me la pelan", decía. Al juez Ramos, que estaba al lado, no le quedó otra que expulsarlo por las malas palabras e incitación a la violencia.
Innecesario y un mal ejemplo.
Tras las brutales escenas en las tribunas del Estadio La Corregidora en el duelo entre Querétaro y el mismo Atlas, hace unas semanas, es deber todos cuidar el fútbol. Y eso incluye a los jugadores. Lo de Quiñones es reprobable y merece un castigo acorde a los esfuerzos que intentan desterrar la violencia de la Liga MX.